miércoles, 14 de mayo de 2008

Lejos del Paraíso de Todd Haynes

Cuando pensé con qué pintura, fotografía o película podría asociar mi retrato se me vino a la cabeza el poster de Lejos del Paraíso con la actriz vestida de rojo, con su cara pálida y los labios bien rojos. Empecé a hacer un poco de memoria ya que la peli la vi hace bastante y recordé una serie de escenas en un bosque otoñal y una paleta de colores acordes a la paleta que quiero utilizar. Cómo retrata el director a la familia de la película difiere totalmente de mi retrato, me baso para elegirla puramente en ciertos aspectos estéticos: los colores intensos, saturados, la combinación de los mismos y su utilización para transmitir sentimientos.


A continuación una reseña con info que saqué de diferentes webs y luego algunos fotogramas.


De manera artesanal Todd retoma aquellas películas de mujeres que hiciera famosas Douglas Sirk (Lo que el cielo permite, Imitación de la vida) y para ello muestra y "desnuda" a una familia que parece perfecta y a un pueblo, Hartford, con el estilo con que se hubieran filmado (técnica, argumental y moralmente) hace medio siglo. Una película que transcurre en los años cincuenta, filmada a la manera de los años cincuenta, es la película más contemporánea que haya dado el cine norteamericano en años.

El director de fotografía Edward Lachman –cuya sofisticación fotográfica en Erin Brocovich lucía como caviar en una mesa regada con moscato– encuentra por fin la horma de su zapato y puebla el cuadro de colores otoñales: verdes, duraznos, magenta, azafrán. A diferencia de nueve de cada diez películas hollywoodenses contemporáneas, donde los floreos tonales son como el vacuo lujo del nuevo rico, la orgía de filtros de color de Lejos del paraíso tiene un sentido. En las primeras escenas, Cathy se presenta vestida de verde en medio del verde-castaño de su jardín, lo que permite percibir su perfecta integración con el medio ambiente antes de que se produzca el desfase. En ese momento, cuando sale a pasear con el jardinero Raymond, los vivos liláceos de su vestimenta desentonan con la sobriedad del ambiente. Cuando se reúne a tomar el té con sus amigas, todas visten en la misma gama rojiza, lo que expresa su carácter uniforme de “señoras bien”.

Hay una extraña reserva en la película, una reserva emocional que tiene que ver con lo no dicho. Así, la música y el color, los decorados y la cámara expresan lo que los personajes no pueden expresar”, decía Haynes a Libération. “En las películas de Sirk, la paleta de color es extrema y muy compleja, con convivencia de tonos fríos y cálidos en un mismo plano, en función de expresar la complejidad emocional. En muchas películas de hoy día, el sentido de los colores está como atontado: un thriller será todo azul, una película de época color miel, y así sucesivamente. Pero las emociones nunca son monocromas sino multicolores. El estilo, en lugar de prevalecer sobre la emoción y disminuirla o destruirla, debe aumentarla.” El paraíso estético: ésa es la patria de una película como Lejos del paraíso.






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